KARL MARX LLEVABA RAZON
Artículo publicado por Vicenç Navarro en la columna
“Dominio Público” en el diario PÚBLICO, 26 de septiembre de 2013
Este artículo señala que el conflicto Capital-Trabajo,
bien analizado por Karl Marx, ha sido clave para entender el problema de falta
de demanda que Keynes analizó correctamente, y que ha sido una de las mayores
causas de las crisis financieras y económicas actuales. Es sorprendente pero
predecible que esta realidad, fácilmente documentable, no haya aparecido en la
mayoría de los medios de mayor difusión económica y financiera.
Una de las causas de la crisis financiera y económica
que ha recibido escasa atención ha sido la evolución de la distribución de las
rentas entre las derivadas del capital y las derivadas del trabajo, a lo largo
del periodo post II Guerra Mundial. El conflicto capital-trabajo, al cual Karl
Marx dedicó especial atención, hasta el punto de considerarlo como el hilo
conductor de la historia (“la historia de la humanidad es la historia de la
lucha de clases”) , ha perdido visibilidad en los análisis de las crisis
actuales, sustituido por los análisis de los comportamientos de un sector del
mundo del capital, es decir, el capital financiero, sin dar suficiente
importancia al conflicto del capital (y no solo de su componente financiero)
con el mundo del trabajo. Los datos, sin embargo, continúan acentuando la
importancia de la relación capital-trabajo en la génesis de las crisis
económica y financiera que están ocurriendo en estos momentos.
Durante el periodo entre el fin de la II Guerra
Mundial y los años setenta (definido como la época dorada del capitalismo), el
Pacto Social entre el mundo del trabajo y el mundo del capital (en el cual el
primero aceptaba el principio de propiedad privada de los medios de producción
a cambio de aumentos salariales -condicionados al aumento de la productividad-
y del establecimiento del estado del bienestar) dio como resultado un aumento
muy notable de las rentas del trabajo que alcanzaron su máximo nivel en la
década de los setenta. La participación de los salarios (en términos de
compensación por empleado) en la renta nacional alcanzó cifras récord entonces.
En los países que serían más tarde la UE-15 (el grupo de países más
desarrollados económicamente en la Unión Europea), este porcentaje era el
72,9%. En Alemania, el porcentaje era 70,4%, en Francia 74,3%, en Italia 72,2%,
en Gran Bretaña 74,3% y en España 72,4%. Al otro lado del Atlántico Norte, en
EEUU, era 69,9% (European Commission, ECFIN, Statistical Annex, Table 32,
Autumn 2011).
Esta situación creó una respuesta por parte del mundo
del capital que revertió la distribución de las rentas. Las políticas iniciadas
por el Presidente Reagan en EEUU y la Sra. Thatcher en Gran Bretaña iban
encaminadas a favorecer las rentas del capital, debilitando y diluyendo el
Pacto Social. La generalización de estas políticas determinó una redistribución
de las rentas a favor del capital, a costa de las rentas del trabajo. Como
consecuencia de ello, la participación de estas últimas disminuyó
considerablemente de manera que en 2012 era el 65,2% del PIB en Alemania, en
Francia el 68,2%, el 64,4% en Italia, el 72,7% en Gran Bretaña y el 58,4% en
España, el porcentaje más bajo entre estos países y por debajo de la UE-15, cuyo
promedio era 66,5%.
Esta disminución de la participación en el PIB de las
rentas del trabajo creó un enorme problema de escasez de demanda privada,
origen de la crisis económica. Esta escasez pasó, sin embargo, desapercibida
debido a varios hechos, de los cuales uno de ellos fue el impacto económico de
la reunificación alemana en 1990 y el enorme crecimiento del gasto público
resultado de las políticas de integración de la Alemania Oriental en la
Occidental, que se financiaron con un gran crecimiento del déficit público
alemán, que pasó de estar en superávit en 1989 (0,1% del PIB) a un déficit de
3,4% del PIB en 1996. Este crecimiento del gasto público tuvo un efecto
estimulante de la economía alemana y, por lo tanto, de la economía europea,
dentro de la cual la alemana tenía y continúa teniendo un peso central.
El segundo hecho que ocultó el impacto negativo que la
disminución de la participación de las rentas del trabajo tenía sobre la
demanda privada fue el enorme endeudamiento de las familias y de las empresas
que ocurrió en paralelo al descenso de las rentas del trabajo. Este
endeudamiento fue facilitado por la creación del euro que tuvo como
consecuencia la tendencia a hacer confluir los intereses bancarios de los
países de la eurozona con los de Alemania. La sustitución del marco alemán por
el euro tuvo como resultado la “alemanización” de los tipos de interés. España
fue un claro ejemplo de ello. El precio del dinero nunca había sido tan bajo,
facilitando así el enorme endeudamiento privado que tuvo lugar en España.
Mientras que el sector público estaba en superávit, el privado tenía un enorme
déficit que pasó desapercibido debido a su gran endeudamiento (consecuencia de
la disminución de las rentas del trabajo).
Esta situación, aun siendo muy acentuada en España y
otros países periféricos de la eurozona, ocurrió en todos los países de la
eurozona. El crecimiento anual medio salarial en los países de la eurozona
descendió de un 3,5% en el periodo 1991-2000 a un 2,4% en el periodo 2001-2010,
en Alemania de un 3,2% a un 1,1% y en España de un 4,9% a un 3,6% (European
Commission, ECFIN, Statistical Annex, Table 29, Autumn 2011). El notable
crecimiento del endeudamiento está basado, en gran parte, en esta realidad.
Por otra parte, la elevada rentabilidad de las
actividades especulativas en comparación con la de las de carácter productivo
(afectada, esta última, por la disminución de la demanda) explica el elevado
riesgo e inestabilidad financiera, con la aparición de las burbujas, entre
ellas, la inmobiliaria. La explosión de estas burbujas sobre todo en EEUU dio
origen a la percepción de que la crisis financiera se inició e iba a estar
limitada a EEUU, sin apercibirse de que la banca europea, y la alemana en
particular, (incluyendo las cajas) estaba entrelazada con la estadounidense de
manera tal que la crisis financiera estadounidense afectó inmediatamente al
capital financiero europeo y muy especialmente al alemán. La banca alemana
(Sachsen LB, IKB Deutsche Industriebank, Hypo Real Estate, Deutsche Bank, Bayern
LB, West LB, DZ Bank, entre otros) tuvo que ser rescatada con fondos públicos,
incluidos por cierto, fondos procedentes del Banco Central de EEUU, el Federal
Reserve Board. Esta banca y cajas alemanas estuvieron también afectadas por el
estallido de la burbuja inmobiliaria española, que generó la petición de
rescate de la banca española (que incluyó a las cajas) que significó, en
realidad, un rescate al capital financiero alemán, que tenía invertido en
entidades españolas casi 200.000 millones de euros, que intenta ahora recuperar
a partir del rescate a la banca española, rescate que acabará siendo pagado con
fondos públicos españoles, tal como señalan los últimos datos.
La redistribución de las rentas a favor del capital y
a costa del mundo del trabajo ha creado este enorme problema de escasez de la
demanda (causa de la crisis económica) y del gran crecimiento del endeudamiento
y de la especulación (causa de la crisis financiera). Tal conflicto
capital-trabajo ha jugado un papel clave en el origen y reproducción de las
crisis actuales, mostrando que Karl Marx (además de Keynes) llevaba razón.
Leído.Gracias Iratxo, un abrazo!
ResponderEliminarGracias por pasar y por leer!!!
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