NEOLIBERALISMO Y LUCHA DE CLASES: ESTAMOS EN GUERRA
Mi estimado Radock
me ha dejado un enlace
de un artículo de Pedro Honrubia donde creo que explica muy bien el ataque que
estamos sufriendo la ciudadanía por parte de la élite neoliberal. Es un poco
largo, pero resulta un excepcional resumen de lo que A MI PARECER, está pasando
en nuestra sociedad. Dadle 10 minutos de vuestro tiempo, merece la pena.
Neoliberalismo y lucha de clases: Estamos en guerra
por Pedro Honrubia
Aunque haya
un porcentaje importante de la clase trabajadora que aún no haya querido o no
haya podido darse cuenta, estamos en guerra: en guerra de clases...
"Claro
que hay lucha de clases y la mía es la que
está ganando". Warren Buffet. Multimillonario.
"Somos
claramente ganadores en la reciente crisis económica". Emilio Botín. Banquero y
presidente de facto del gobierno español.
Reformas
neoliberales y lucha de clases
Los poderes
fácticos que gobiernan el mundo a su antojo, vinculados al poder económico y
financiero, y representados por los diferentes gobiernos capitalistas que
existen sobre la faz de la Tierra, han emprendido una batalla a gran escala
cuyo objetivo no es otro que atacar sin piedad los derechos sociales y
laborales de nuestra clase.
Con la
excusa de la crisis, y con el apoyo imprescindible de los principales medios de
comunicación del mundo -que difunden e insertan el discurso neoliberal entre
las masas-, son innumerables los ejemplos de gobiernos que están imponiendo a
sus pueblos la agenda neoliberal/capitalista, como ya antes se hiciese en
décadas pasadas en la inmensa mayoría de países de eso que se vino a llamar
falazmente el “tercer mundo”, y en especial en los países de África, el sudeste
asiático y América Latina, con las trágicas consecuencias, sobradamente
conocidas y certificadas, que tal hecho tuvo para el desarrollo de
tales países, entre otras cosas estableciendo las mayores diferencias
económicas jamás conocidas entre países ricos/desarrollados y países
empobrecidos/subdesarrollados, así como alcanzando los mayores niveles de
pobreza y hambre jamás vistos en la historia del mundo.
El modelo
capitalista/neoliberal es progresivamente impuesto, desde lo ejecutivo, lo legislativo,
lo económico y lo mediático, como único camino posible para afrontar las
consecuencias terribles que la actual crisis global está teniendo sobre las
condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras a lo largo y ancho de
todo el Planeta. Los gobiernos capitalistas explotan la situación de miedo y
desesperación en la que viven cada vez más personas, abrumadas por los efectos
de una crisis que está condenando a amplias capas de las clases trabajadoras al
desempleo, la precariedad y la pobreza. Ayudados por los medios de comunicación
al servicio del capital, estos gobiernos hacen creer a los pueblos que no
existe otra salida posible a la crisis, y que no nos queda más remedio que
aceptar los brutales recortes de derechos sociales y laborales que estamos
sufriendo, si queremos en algún momento aspirar a estabilizar la situación
económica, y, por tanto, a restablecer la senda de la creación de empleo y el
crecimiento.
Igualmente,
la crisis de deuda pública en la que viven inmersos una buena parte de los
países occidentales, supone el escenario perfecto para que los objetivos
políticos y económicos del neoliberalismo se abran camino en el mundo a pasos
agigantados. Al igual que ocurriese con los denominados “Planes de Ajuste
Estructural” impuestos por el Banco Muncial y el FMI las décadas pasadas en
los países de ese denominado “tercer mundo”, con el argumento de la deuda como
excusa perfecta, todo aquel país que quiera tener acceso al crédito otorgado
por las instituciones financieras internacionales, así como por la banca
privada -y mediante el cual, supuestamente, es la única manera posible con la
que los estados pueden hacer frente a sus problemas económicos-, debe cumplir
con las exigencias planteadas desde tales instituciones en materia de política
económica, o de lo contrario no habrá crédito. No hay otra opción, nos dicen.
Grecia es el
principal, aunque no el único ejemplo, de tal hecho. La Troika (UE, FMI, BM)
obliga a Grecia a imponer brutales ajustes para liberar el dinero -prestado-
del "rescate" económico que tienen pactado con el gobierno heleno, el
dinero que, dicen, debe servir para rescatarlo de la bancarrota, un dinero que
no recibirán si se niegan a imponer las medidas económicas dictadas por los
prestadores. Ese mismo esquema se está utilizando en muchos otros países. Los
gobiernos deben imponer las políticas dictadas por el capital, o atenerse a las
consecuencias. Es así como, además, tales ajustes se justifican ante los
respectivos pueblos. Un modo de proceder, el de la troika, que podemos
considerar como un chantaje económico en toda regla. Un chantaje, además, del
que es imposible escapar dentro del actual marco de relaciones capitalistas
globalizadas, y del que solo se podría salir cambiando de marco político y
económico: saliendo del capitalismo.
No creo que
con esto le esté descubriendo nada nuevo a nadie, es algo de sobra conocido.
Sin embargo, hay mucho más detrás de ello, y es posible que no todo el mundo
conozca lo que sigue y acompaña a estas medias, no al menos desde una perspectiva
de análisis conjunto.
Un análisis
dialéctico de la realidad actual
Tales
exigencias no son más que una de las muchas caras que presenta la actual
estrategia que el poder económico, la burguesía, viene desarrollando para
atacar sin piedad a los derechos e intereses de las clases trabajadoras. Estas
medidas económicas de austeridad, estas reformas económicas y laborales que
están sufriendo los pueblos europeos en la actualidad, van acompañadas de otros
factores, tanto o más importantes a la hora de que la burguesía pueda conseguir
sus objetivos, que las propias medidas económicas, tales como la avanzadilla
mediática o la modificación de los marcos reguladores, jurídicos y normativos,
de las relaciones sociales y culturales que los pueblos han consagrado a lo
largo de siglos de conflictos y luchas entre los intereses del capital y los
intereses de las clases trabajadoras.
Es
importante que nos demos cuenta de este detalle: las medidas de tipo económico
o laboral que los gobiernos capitalistas están imponiendo a sus pueblos, no son
más que la punta de lanza de algo que tiene mucho mayor calado; como es el
ataque de clase de la burguesía, perfectamente orquestado y organizado a nivel
internacional, contra los derechos e intereses de la clase trabajadora. Debemos
dejar de hacer análisis sesgados de la realidad social y económica, y abrazar
sin miedos el materialismo dialéctico para analizar de manera conjunta todo lo
que viene sucediendo en los últimos años. Es una necesidad urgente si realmente
queremos comprender, y, por tanto, poder plantear una verdadera respuesta, todo
lo que está pasando. Es una necesidad histórica para la clase trabajadora. La
burguesía ya lo ha hecho.
Ataque de
clase de la burguesía contra los derechos e intereses de la clase trabajadora:
todos los frentes abiertos
El capital,
dentro de la constante histórica de la lucha de clases como motor de la
historia, en este momento ha dado un paso al frente y ha tomado sin miramientos
la iniciativa en dicha lucha. Ha declarado la guerra a la clase trabajadora, y
lo está haciendo con una estrategia global que aborda diferentes puntos, puntos
que van desde lo meramente económico a lo mediático, por supuesto pasando por
lo político y lo cultural, si bien todo ello no es al final más que el reflejo
de una batalla por controlar y desarrollar el poder que emana desde la
infraestructura económica. Una batalla en la que actualmente nos están
aplastando (en tanto que son millones los trabajadores y trabajadoras que están
poniéndose, consciente o inconscientemente, del lado del capital y traicionando
a su propia clase), y de la que solo podremos retomar la iniciativa si
empezamos por desentrañar todas y cada una de las aristas que forman parte de
dicha estrategia de ataque capitalista, y hacer entender a todos esos
trabajadores y trabajadoras, ahora aliados del enemigo, por dónde y cómo nos
están atacando, analizando y denunciando todos los frentes abiertos:
En primer
lugar, desde el punto de vista de las políticas económicas puras, el capital
ha situado la lucha contra el déficit público en el centro de la política
económica, oponiéndola así al crecimiento y a la creación de empleo.
Medidas como el reciente pacto fiscal alcanzado en el seno de la UE, y
que, entre otras, obligará a los países firmantes, tal y como ya se ha dado en el estado español, a
incluir en su ordenamiento constitucional una imposición que les impida superar
determinados niveles de déficit público, apuntalan este postulado. De hecho, la
casi totalidad de las medidas y reformas económicas que los diferentes
gobiernos de la UE están aprobando en las últimas fechas, apuntan casi
exclusivamente en esta dirección. Todo ello pese a que, sospechosamente,
incluso el propio FMI, defensor e impulsor históricamente de la
asuteridad extrema, ha avisado de sobras sobre los efectos de las mismas y no ha tenido
más remedio que advertir de que estas medidas impedirán el crecimiento económico de los países
afectados por ellas, además de generar, según nos dice, por ejemplo, la OIT, un
crecimiento aún mayor del desempleo a nivel global,
así como un aumento en las desigualdades sociales, económicas y laborales.
La propia ONU ha avisado que la aplicación de estas medidas dificultarán y obstaculizarán la salida de la crisis.
Sin embargo, cada una de las políticas de austeridad que están siendo impuestas
por los gobiernos capitalistas a los diferentes pueblos, se justifican mediante
el argumento de que, si se quiere salir de la crisis, no queda otro remedio
que aceptarlas.
En segundo
lugar, las medidas impuestas pretenden invertir el sentido de la
distribución económica de la riqueza y las rentas del trabajo y el capital
(para favorecer el crecimiento de los beneficios del capital en detrimento de
los salarios) y, con ello, estrechar y hacer más regresiva la redistribución
que se realiza mediante los impuestos y el gasto público. En el estado
español, sin ir más lejos, recientemente hemos sabido que, por primera vez en
la historia, las rentas empresariales, incluso en este contexto de crisis, superan en aportación al PIB a las rentas del trabajo,
a una vez que la patronal pretende por todos los medio que se imponga una reducción de los salarios generalizada (e incluso
han llegado a pactar con las burocracias sindicales una fórmula para garantizar tal hecho),
habiéndose subido además los impuestos a las clases trabajadoras (I, II, III) mientras no se hace nada para luchar contra
el inmenso fraude fiscal llevado a cabo por las principales empresas, ni para atacar las ventajas fiscales de la que disfrutan los grandes
capitales.
Tercero, denostar
todo lo público e imponer con ello, a través del discurso expuesto por los
medios de comunicación y los dirigentes políticos, un cambio cultural que lleve
a percibir negativamente las prestaciones y servicios públicos ofertados por el
estado, así como extender la visión de que el cobro de subsidios o ayudas
públicas es humillante para quien las recibe y una puerta abierta a la
“subvención de la pereza”, además de un reflejo inequívoco del fracaso personal
de quien recibe tales ayudas. Sin embargo, las privatizaciones y la libertad de
mercado se nos presentan como principios fundamentales del funcionamiento de la
sociedad y la economía, la panacea capaz de resolver, por sí misma, todos los
males sociales, y, por supuesto, todos los problemas de la ciudadanía. E
igualmente, las ayudas o rescates públicos a bancos o grandes empresas con
problemas económicos o de capitalización, son vendidos como una solución
necesaria que va en beneficio, no del interés privado de los accionistas de
esos bancos o empresas, sino del global de la sociedad. Esto es, las ayudas
económicas del estado a las clases trabajadoras fomentan, supuestamente, la
pereza, pero las ayudas a bancos o grandes empresas no solo no fomentan nada
negativo, sino que son beneficiosas para el global de la sociedad. La campaña
lanzada desde diferentes instituciones públicas contra los profesores y profesoras que luchan en varios
puntos del estado contra los recortes en educación, la progresiva perdida de calidad en los servicios públicos
esenciales inducida convenientemente a través de los recortes presupuestarios, o la criminalización
del desempleado -al que se acusa de no querer encontrar empleo o de encontrarlo
solo cuando se le acaba el “paro”, y al que ahora se quiere obligar
a trabajar gratis o aceptar ofertas laborales
incluso en situaciones no deseadas o impulsadas por empresas privadas que solo buscan su propio beneficio-,
son ejemplos más que evidentes de tales planteamientos, ejemplos todos ellos
que estamos sufriendo en la realidad actual del estado español.
Finalmente, la
estrategia neoliberal pretende forzar un cambio en el equilibrio de poderes
dentro de la sociedad, debilitando a los sindicatos en particular y, en
general, a las organizaciones políticas revolucionarias y a los movimientos
sociales, cuya existencia contrapesa el funcionamiento del mercado y el poder
de los grupos que lo controlan. Todo ello llevado a cabo tanto desde el
ámbito mediático, como desde el ámbito judicial y legislativo. En el ámbito
mediático, por ejemplo, podemos señalar aquí la brutal campaña que los
principales medios de comunicación, y en especial lo más derechistas, llevan
realizando desde hace unos años contra el sindicalismo de clase, utilizando
para ello la excusa de atacar a los dirigentes de las burocracias sindicales de
UGT y CCOO, pero haciendo extensible en última instancia su crítica al global del sindicalismo de clase. Desde el ámbito
judicial/administrativo, son innumerables los procesos abiertos contra los
movimientos de clase (véase, por ejemplo, el caso del Sindicato Andaluz de Trabajadores), así como las
miles y miles de multas que tienen que enfrentar quienes salen a las calles a
protestar (sanciones que van desde los 301 euros y que son el pan de cada día
en cualquier ciudad, aunque haya algunas, como Granada, que se llevan la palma). Y desde el
ámbito legislativo, no hay más que analizar los efectos de la última reforma laboral del gobierno de Rajoy, que
subvierte por completo las relaciones de poder establecidas hasta ese momento
en las negociaciones laborales entre empresarios y trabajadores, otorgando todo el poder al empresario, y relegando al
trabajador a un papel de mera comparsa sin más posibilidad que aceptar lo que
le venga impuesto por el patrón.
O
reaccionamos, o caminamos sin freno hacia el "fin de la historia"
Como
decimos, a diferencia de los que algunos pudieran pensar, fundamentalmente por
desconocimiento o falta de información, no nos estamos enfrentando a un ataque
segmentado y fragmentado en diferentes puntos u objetivos estratégicos sin
relación entre ellos, sino que todo lo anterior, todo los ejemplos mencionados,
forma parte de una misma y única estrategia del capital, una estrategia que
pasa por imponer el neoliberalismo como único modelo posible de desarrollo, y
de la cual se desprenden en última instancia la imposición como norma única de
los cuatro objetivos básicos del neoliberalismo: privatizar, liberalizar,
desregular y otorgar prioridad absoluta a la actividad especulativa del capital
frente al trabajo y la actividad de la economía productiva real, y que
pretenden convertir al estado en un mero órgano jurídico encargado de velar por
los intereses del capital, y sin la más mínima expresión de contenido social.
El estado burgués, el estado del capital, que ya sufrimos, pero llevado a su
máxima expresión, sin ningún tipo de cabida a veleidades progresistas o
cualquier cosa mínima asimilable, si quiera, a un estado del bienestar dentro
del marco de relaciones capitalistas. Si quiera eso.
Esto que
estamos viviendo es, no quepa duda, la pura expresión de la lucha de clases: es
el ataque del capital contra los intereses y conquistas históricas de las
clases trabajadoras, en un momento de extrema debilidad en la consciencia de
clase de los integrantes de la misma, y en un contexto de crisis sistémica,
generada por la aplicación durante décadas de estos mismos planteamientos
neoliberales en el mundo de las finanzas, y que, paradójicamente, ahora brinda
el escenario perfecto para que el capital pueda lanzar su ataque contra
aquellos que nada tuvieron que ver en la gestación de la misma y que ahora son
quienes está sufriendo trágicas consecuencias.
Ese es,
pues, ni más ni menos, el momento histórico que estamos viviendo: un momento
fundamental en la lucha de clases como motor de la historia; un momento donde
es el capital el que está atacando sin piedad a las clases trabajadoras, y un
momento, por tanto, en el que o nos organizamos, resistimos y tomamos
nuevamente la iniciativa, o ya nos podemos hacer a la idea de que las próximas
generaciones de trabajadores y trabajadoras estarán derrotados de antemano,
porque el mundo que se abrirá ante ellos será el mundo ideado por el capital, y
solo por el capital, un mundo donde no habrá alternativa posible al
capitalismo, un mundo donde no habrá derechos colectivos ni disidencias: el
famoso “fin de la historia"*. El sueño húmedo del capitalismo.
Estamos en
guerra. ¡Luchemos!
*Incluso sabiendo que, tal y como nos
dice el materialismo histórico, pase lo que pase, la historia seguirá su curso
y, antes o después, las clases trabajadoras venceremos, no es este el mundo que
quiero dejarle a mis hijos. Y estoy seguro que tú, trabajador, trabajadora,
tampoco. Más que un mundo, sería una pesadilla: una vuelta a la Edad media pero
con Iphones y televisiones de pantalla de plasma. Ellos no debieran sufrir las
consecuencias de que nuestra generación haya sido incapaz de organizarse y
luchar, como sí hicieron nuestros abuelos, para plantar cara y derrotar al
capitalismo. Ellos no merecen vivir en ese infierno. Ellos merecen otro mundo mejor,
incluso mucho mejor que el nuestro actual. Aún podemos, eso sí, evitarlo.
Luchemos,
luchemos. Estamos en guerra: luchemos. ¡Estamos en guerra!
MENTA el artículo es muy bueno, pero creo que un poco extenso, yo al menos con tanto enlace me pierdo. Está claro que para luchar contra el capitalismo, la única vía de escape que queda son las movilizaciones, y de ahora en adelante no cabe duda que se van a suceder, pero como se suele decir ya veremos quién le pone el cascabel al gato, y yo la pregunta que que formulo es qué conseguiremos. Porque con manifestaciones pacificas, pocos logros se alcanzan, y si son violentas no creo que nadie queramos una revolución.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Más o menos lo que ya han dicho, aunque tiene razón, no hace falta tanto para decirlo o entenderlo, quizás porque ya está más que repetido y es algo que vivimos.
ResponderEliminarComo también han dicho ya, en plan pacífico poco se consigue, pero yo creo que cuando el hambre, que no falta tanto para que llegue a generalizarse, apriete, muchos de los que hoy dudan, escogerán morir luchando.
P.D. : Yo ya estoy esperando, si alguien más se apunta que avise... :P
Aún no he terminado de leerlo,pero lo que leí hasta ahora, de acuerdo.
ResponderEliminarPues un poco a lo que dice Rafa...creo que hay que SER dos cosas: Muy CONSTANTES y muy CREATIVOS. Con huelgas a la antigua, los cabrones del poder se ríen hasta el llanto.Y con reacciones violentas, les damos más poder de ataque.
Movilización constante, agrupar más y más gente en cada ciudad y cada pueblo, continuar concientizando al vecino (uff!), en fin seguir luchando!Abrazo!
Hola gente.Ayer le pegué una lectura y me parece un análisis muy acertado.Uno tiene a menudo sensaciones que le indican que algo funciona mal,que nos engañan y controlan y gracias a artículos como este puedo ver como todo forma parte de un ataque orquestado contra nosotros,los trabajadores,la masa borrega.
ResponderEliminarHoy he visto en el telediario que,a pesar de la crisis,el número de milmillonarios ha aumentado considerablemente.Está claro que esta gente quiere que el dinero sólo circule en un sentido,que se quede estancado allá,en el altillo,en el falso techo,como cuando se le escapa el agua al vecino de arriba.Y en esos casos lo que mejor funciona es agujerearlo a base certeros golpes para purgar el agua putrefacta.Así que,¡a la labor!.
Un saludo!
Un buen artículo. Admito que no lo he leído entero, es muy largo y con muchos enlaces como dice Rafa.
ResponderEliminarEsto es lo que ya todos, los que nos interesamos por informarnos, sabemos, pero es algo que no sabe la mayoría, la cual únicamente se informa desde fuentes dirigidas por el propio sistema.
Aunque nos repitamos, debemos seguir lanzando el mensaje, nunca es suficiente, hay que continuar y luchar en la calle por nuestros derechos y por los derechos de las próximas generaciones.
Saludos.
La cosa está complicada, por un lado tenemos a una burguesía que acapara un poder inmenso en todas las esferas tanto a nivel nacional como global, por otro tenemos a unos sindicatos muy debilitados que se les recrimina hasta que convoquen manifestaciones el 11-M y a unos trabajadores mayoritariamente desclasados, y como apunta el articulista, a favor del sistema capitalista y su droga de Ipods, plasmas, playstation, fútbol, etc., tenemos a un partido que presume de izquierdas desnortado principal responsable de la desideologización de los ciudadanos y que hoy por hoy es un impedimento para la unidad y tenemos a una izquierda minoritaria con representación institucional que si bien ha salido reforzada del último combate electoral, no tiene fuerza por si sola (y aunque fuera unida con los sindicatos tampoco tendrían la suficiente fuerza) para cambiar la correlación de fuerzas, y tenemos a otra izquierda más minoritaria que mirándose continuamente el ombligo está instalada en la crítica permanente a lo que tiene a su "derecha" incluido los sindicatos, lo dicho, está muy complicado, pero como dice en el artículo Pedro Honrubia, solo hay una salida para que "la clase trabajadora" no quede aplastada para varias generaciones: Luchemos, luchemos. Estamos en guerra: luchemos. ¡Estamos en guerra!
ResponderEliminarY mientras luchamos, más concienciamos, y mientras somos constantes y cada vez seamos más, más creatividad tendremos, estoy de acuerdo con NuMan que esto es primordial, hay que encontrar fórmulas nuevas para hacer daño donde más les duele a los poderosos, pero sin olvidarnos, y en esto no estoy de acuerdo con NuMan (perdóname compañero)que por mucho que nos quiera vender la burguesía que las Huelgas ya no les afecta, esto no es del todo cierto, no les afecta "a nivel nacional si se hacen con antelación, y menos si se hacen sin convicción o por cubrir el expediente, pues así, sí que la dan por descontada, se me puede argumentar que Grecia lleva ya muchas Huelgas Generales, pero si lo analizamos bien, esto pasa porque las Huelgas de Grecia la burguesía la da por descontadas porque el tratamiento de choque que le están dando es global, ¿que pasaría si se convocaran Huelgas Generales en cadena con movilizaciones masivas y constantes en varios países europeos al mismo tiempo?
Lo principal para que esto pudiera ser una realidad en el corto y mediano plazo hoy pasa en que hay que lograr la unidad de toda la izquierda para que sea lo suficientemente fuerte, potente y amplia que logre un amplio apoyo ciudadano rompiendo el bipartidismo y arrastrando al PsoE a posturas de izquierdas, o en su defecto, que rompa y fraccione a este partido que ejerce de tapón social y que es cómplice de la lucha de clases que nos está imponiendo la burguesía. Lo he dicho otras veces, hay que conformar un frente amplio de izquierdas, y no solo en y para España. Si la lucha de clases es global y nos quieren esclavizar globalmente, la defensa de la clase trabajadora tiene que ser global, hay que empezar a ser creativos y ver la manera de lograr este objetivo, arduo, difícil pero no imposible. Caminante, no hay camino, se hace camino al andar...
Salud, República y Socialismo
Bueno, señores,
EliminarEs repetir más de lo mismo, pero me pareció un buen artículo resumen de lo que está pasando. Que estamos en guerra contra el capital creo que también es obvio y que hay que movilizarse y organizarse y adaptar la lucha a los nuevos tiempos y amenazas del capital globalizado.
La respuesta a la agresión tiene que ser meditada y comedida para que no se vuelva en nuestra contra, ¿cómo hacerlo?..espero que surgan personajes y organizaciones que nos ayuden a movilizarnos, organizarnos y a luchar, porque yo no tengo ni idea. .pero no puedo permitirme caer en la desesperanza.
Y reitero, siento mucho aburriros con lo mismo una y otra vez, mi intención es llegar a esa masa acrítica y si hay que exponer el problema 1000 veces, pues se hace.
SALUD CAMARADAS y GRACIAS POR ESTAR AHÍ.